martes, 9 de diciembre de 2008

Creo que había hablado lo suficiente al respecto. A mi lado reposan dulcemente una coca-cola y un cigarro, consumiéndose meticulosamente en su cenicero de barro. Algo me dice que hay algo. Detrás del rostro está el ojo, y detrás del ojo el agua salpicando el sueño, ensueño.

No puedo escribir demasiado.

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